lunes, 6 de abril de 2020

Tiempo



Tiempo
Hubo un tiempo
en que la oscuridad, fue mucho más que oscuridad.
Fue enorme y ciega
voraz
violenta.
En sus brazos escondía trampas
tejía telarañas para dejarme inmóvil y devorarme lento en medio del silencio
o construía laberintos de formas cambiantes
donde todo era cierto
o no
y nada era seguro.
Entonces
fui solo instinto
la noche se hizo mi día
y así burlé a las sombras
Llené de luz mis ojos, aunque afuera
siguiera siendo tan oscuro.
Hubo un tiempo
en que el viento y la lluvia, fueron mucho más que eso
El cielo fue un espejo negro
abismo invertido astillado de rayos.
El aullido de cielo me hacía temblar
nada estaba a salvo
no había refugios.
Entonces,
me escondí en el río
el cielo iluminado fue presagio de agua
Le agradecí a la lluvia por darme sostén
y cuando crecí
le canté fuerte a los vientos.
Hubo un tiempo
donde el dolor fue mucho más que dolor.
Fue una mano que aprieta
un ostinato en la herida
un latido que no cesa y recuerda ese agujero.
Entonces
cubrí mi cuerpo de espinas,
escuché y sentí, aunque fuera ciego.
Atravesé pasadizos oscuros
sabiendo que tenían fin
y que había una salida.
Y hubo un tiempo sobre todos los tiempos
en que la muerte
fue mucho más que una palabra
mucho más que una pregunta.
Comía de mi plato
se acostaba en mi cama
soñaba en mis ojos
y yo me dejé adormecer en su arrullo
su nana tibia.
Estuve dormida mucho tiempo
colgada de un hilo en mi jaula de seda
Desperté siendo frágil
me vestí de colores sutiles
y me entregué
otra vez
al vaivén del tiempo.

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