martes, 28 de abril de 2020
miércoles, 22 de abril de 2020
23 de abril. Día Internacional del Libro
Hoy me creció la casa, me creció la luna, me creció el aire.
Hoy nos leí en un libro, estábamos de viaje.
(Graciela Repún)
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miércoles, 15 de abril de 2020
domingo, 12 de abril de 2020
SHINRIN-YOKU
Iremos al bosque. Nos perderemos
no en su belleza
sino en esa paz que sólo da
estar lejos del mundo.
Donde nadie ni nada
pueda herirnos y tu sonrisa sea,
aun por instante, lateral y delicada
como el ruido de las hojas en otoño.
no en su belleza
sino en esa paz que sólo da
estar lejos del mundo.
Donde nadie ni nada
pueda herirnos y tu sonrisa sea,
aun por instante, lateral y delicada
como el ruido de las hojas en otoño.
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viernes, 10 de abril de 2020
martes, 7 de abril de 2020
En mi dedo tenía una sortija
I held a jewel in my fingers
I held a jewel in my fingers
And went to sleep.
The day was warm, and winds were prosy;
I said: “Twill keep.”
I woke and chid my honest fingers,—
The gem was gone;
And now an amethyst remembrance
Is all I own.
And went to sleep.
The day was warm, and winds were prosy;
I said: “Twill keep.”
I woke and chid my honest fingers,—
The gem was gone;
And now an amethyst remembrance
Is all I own.
En mi dedo tenía una sortija
En mi dedo tenía una sortija.
La brisa entre los árboles erraba.
El día estaba azul, cálido, bello.
Y me quedé dormida sobre la suave hierba.
Al despertar miré sobresaltada
Mi mano pura en aquella tarde clara.
La sortija entre mis dedos ya no estaba.
Cuanto poseo ahora en este mundo
Es sólo un recuerdo de color dorado,
La brisa entre los árboles erraba.
El día estaba azul, cálido, bello.
Y me quedé dormida sobre la suave hierba.
Al despertar miré sobresaltada
Mi mano pura en aquella tarde clara.
La sortija entre mis dedos ya no estaba.
Cuanto poseo ahora en este mundo
Es sólo un recuerdo de color dorado,
Emily Dickinson (1830-1886)
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El blanco fuego de la luna
Antes llovió y llovió, hasta que la tierra se llenó de agua y la gente tuvo
que subir a una montaña para no ahogarse.
Y llovió y llovió más, con fuerza.
La gente tenía hambre, estaban a punto de morir, hasta que en la
montaña se refugiaron también unos guanacos, peludos y avestruces, y al
menos así los hombres pudieron salir a cazar. Al anochecer regresaron al
refugio con la comida.
Pero necesitaban leña seca para cocer la carne que habían cazado. Así que
decidieron cruzar hasta otro cerro, donde no hubieran llegado las últimas
lluvias.
El aire de la noche era muy negro, así que le pidieron al Sol que les
alumbrara el sendero durante la noche, para no ahogarse en las muchas
lagunas que se habían formado con la gran lluvia.
El Sol estaba descansando y no quiso ayudar a los hombres, pero le dio un
manojo de fuego a su esposa, la Luna, y le pidió que los acompañara, y que
alumbrara desde el cielo a la gente y los senderos de la noche.
En ese entonces, la Luna era igual de brillante y dorada que el Sol; pero
como la Luna se puso en camino mientras aún llovía, el fuego que llevaba en
las manos se le enfrió, se volvió blanco y pálido. Todavía iluminaba, pero ya
no dio calor.
A pesar de que la Luna se entristeció, no quiso dejar a oscuras el camino y
continuó iluminando a la gente con su luz fría.
Así, los hombres pudieron conseguir leña y cocer los alimentos y resistir
en la montaña, hasta que por fin las nubes se cansaron de llover y el cielo se
volvió limpio y azul.
Entonces, las grandes agua bajaron, y los mapuches pudieron bajar a los
valles y los campos, y comenzar a vivir una vida un poco menos dura. Pero
siempre recordaron la ayuda que les había brindado la Luna durante aquella
larga noche en la montaña.
que subir a una montaña para no ahogarse.
Y llovió y llovió más, con fuerza.
La gente tenía hambre, estaban a punto de morir, hasta que en la
montaña se refugiaron también unos guanacos, peludos y avestruces, y al
menos así los hombres pudieron salir a cazar. Al anochecer regresaron al
refugio con la comida.
Pero necesitaban leña seca para cocer la carne que habían cazado. Así que
decidieron cruzar hasta otro cerro, donde no hubieran llegado las últimas
lluvias.
El aire de la noche era muy negro, así que le pidieron al Sol que les
alumbrara el sendero durante la noche, para no ahogarse en las muchas
lagunas que se habían formado con la gran lluvia.
El Sol estaba descansando y no quiso ayudar a los hombres, pero le dio un
manojo de fuego a su esposa, la Luna, y le pidió que los acompañara, y que
alumbrara desde el cielo a la gente y los senderos de la noche.
En ese entonces, la Luna era igual de brillante y dorada que el Sol; pero
como la Luna se puso en camino mientras aún llovía, el fuego que llevaba en
las manos se le enfrió, se volvió blanco y pálido. Todavía iluminaba, pero ya
no dio calor.
A pesar de que la Luna se entristeció, no quiso dejar a oscuras el camino y
continuó iluminando a la gente con su luz fría.
Así, los hombres pudieron conseguir leña y cocer los alimentos y resistir
en la montaña, hasta que por fin las nubes se cansaron de llover y el cielo se
volvió limpio y azul.
Entonces, las grandes agua bajaron, y los mapuches pudieron bajar a los
valles y los campos, y comenzar a vivir una vida un poco menos dura. Pero
siempre recordaron la ayuda que les había brindado la Luna durante aquella
larga noche en la montaña.
Mito mapuche, versión de Patricio Killian y Sebastián Vargas.Ilustración, Nerina Canzi .Próximo manual de Lengua (6º grado) Ed. Aique
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lunes, 6 de abril de 2020
Tal como as nubes, Rosalía de Castro
Tal como as nubes
que impele o vento,
i agora asombran, i agora alegran
os espazos inmensos do ceo,
así as ideas
loucas que eu teño,
as imaxes de múltiples formas,
de estranas feituras, de cores incertos,
agora asombran,
agora acraran
o fondo sin fondo do meu pensamento.
que impele o vento,
i agora asombran, i agora alegran
os espazos inmensos do ceo,
así as ideas
loucas que eu teño,
as imaxes de múltiples formas,
de estranas feituras, de cores incertos,
agora asombran,
agora acraran
o fondo sin fondo do meu pensamento.
(Tal como as nubes. Follas novas - Rosalia de Castro.)
Tal como las nubes
que lleva el viento,
y ahora ensombrecen, y ahora alegran
los espacios inmensos del cielo,
así las ideas
locas que yo tengo,
las imágenes de múltiples formas
de extrañas hechuras, de colores inciertos,
ahora ensombrecen,
ahora aclaran,
el fondo sin fondo de mi pensamiento.
que lleva el viento,
y ahora ensombrecen, y ahora alegran
los espacios inmensos del cielo,
así las ideas
locas que yo tengo,
las imágenes de múltiples formas
de extrañas hechuras, de colores inciertos,
ahora ensombrecen,
ahora aclaran,
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2 de abril. Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil Leer para visitar otras realidades.
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El sueño del violinista
EL SUEÑO DEL VIOLINISTA
Siempre había sido el sueño del gran violinista tocar debajo del agua para que se oyese arriba, creando los nenúfares musicales.
En el jardín abandonado y silente y sobre las aguas verdes, como una sombra en el agua, se oyeron unos compases de algo muy melancólico que se podía haber llamado “La alegría de morir”, y después de un último “glu glu” salió flotante el violín como un barco de los niños que comenzó a bogar desorientado.
(microrrelato de Ramón Gómez de la Serna)
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El niño mudo, Federico García Lorca
EL NIÑO MUDO
El niño busca su voz.
(La tenía el rey de los grillos.)
En una gota de agua
buscaba su voz el niño.
No la quiero para hablar;
me haré con ella un anillo
que llevará mi silencio
en su dedo pequeñito.
(La tenía el rey de los grillos.)
En una gota de agua
buscaba su voz el niño.
No la quiero para hablar;
me haré con ella un anillo
que llevará mi silencio
en su dedo pequeñito.
En una gota de agua
buscaba su voz el niño.
buscaba su voz el niño.
(La voz cautiva, a lo lejos,
se ponía un traje de grillo.
se ponía un traje de grillo.
Federico García Lorca
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Tiempo
Tiempo
Hubo un tiempo
en que la oscuridad, fue mucho más que oscuridad.
Fue enorme y ciega
voraz
violenta.
en que la oscuridad, fue mucho más que oscuridad.
Fue enorme y ciega
voraz
violenta.
En sus brazos escondía trampas
tejía telarañas para dejarme inmóvil y devorarme lento en medio del silencio
o construía laberintos de formas cambiantes
donde todo era cierto
o no
y nada era seguro.
tejía telarañas para dejarme inmóvil y devorarme lento en medio del silencio
o construía laberintos de formas cambiantes
donde todo era cierto
o no
y nada era seguro.
Entonces
fui solo instinto
la noche se hizo mi día
y así burlé a las sombras
Llené de luz mis ojos, aunque afuera
siguiera siendo tan oscuro.
fui solo instinto
la noche se hizo mi día
y así burlé a las sombras
Llené de luz mis ojos, aunque afuera
siguiera siendo tan oscuro.
Hubo un tiempo
en que el viento y la lluvia, fueron mucho más que eso
El cielo fue un espejo negro
abismo invertido astillado de rayos.
El aullido de cielo me hacía temblar
nada estaba a salvo
no había refugios.
en que el viento y la lluvia, fueron mucho más que eso
El cielo fue un espejo negro
abismo invertido astillado de rayos.
El aullido de cielo me hacía temblar
nada estaba a salvo
no había refugios.
Entonces,
me escondí en el río
el cielo iluminado fue presagio de agua
Le agradecí a la lluvia por darme sostén
y cuando crecí
le canté fuerte a los vientos.
me escondí en el río
el cielo iluminado fue presagio de agua
Le agradecí a la lluvia por darme sostén
y cuando crecí
le canté fuerte a los vientos.
Hubo un tiempo
donde el dolor fue mucho más que dolor.
Fue una mano que aprieta
un ostinato en la herida
un latido que no cesa y recuerda ese agujero.
donde el dolor fue mucho más que dolor.
Fue una mano que aprieta
un ostinato en la herida
un latido que no cesa y recuerda ese agujero.
Entonces
cubrí mi cuerpo de espinas,
escuché y sentí, aunque fuera ciego.
Atravesé pasadizos oscuros
sabiendo que tenían fin
y que había una salida.
cubrí mi cuerpo de espinas,
escuché y sentí, aunque fuera ciego.
Atravesé pasadizos oscuros
sabiendo que tenían fin
y que había una salida.
Y hubo un tiempo sobre todos los tiempos
en que la muerte
fue mucho más que una palabra
mucho más que una pregunta.
en que la muerte
fue mucho más que una palabra
mucho más que una pregunta.
Comía de mi plato
se acostaba en mi cama
soñaba en mis ojos
y yo me dejé adormecer en su arrullo
su nana tibia.
se acostaba en mi cama
soñaba en mis ojos
y yo me dejé adormecer en su arrullo
su nana tibia.
Estuve dormida mucho tiempo
colgada de un hilo en mi jaula de seda
Desperté siendo frágil
me vestí de colores sutiles
y me entregué
colgada de un hilo en mi jaula de seda
Desperté siendo frágil
me vestí de colores sutiles
y me entregué
otra vez
al vaivén del tiempo.
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Para vos mi amor, J.Prévert
PARA VOS MI AMOR
Fui al mercado de los pájaros
Y compré pájaros
Para vos
mi amor
Fui al mercado de las flores
Y compré flores
Para vos
mi amor
Fui al mercado de la chatarra
Y compré cadenas
Pesadas cadenas
Para vos
mi amor
Y después fui al mercado de esclavos
Y te busqué
Pero no te encontré
mi amor
Y compré pájaros
Para vos
mi amor
Fui al mercado de las flores
Y compré flores
Para vos
mi amor
Fui al mercado de la chatarra
Y compré cadenas
Pesadas cadenas
Para vos
mi amor
Y después fui al mercado de esclavos
Y te busqué
Pero no te encontré
mi amor
POUR TOI MON AMOUR
Je suis alle au marche aux oiseaux
Et j’ai achete des oiseaux
Pour toi
mon amour
Je suis alle au marche aux fleurs
Et j’ai achete des fleurs
Pour toi
mon amour
Je suis alle au marche a la ferraille
Et j’ai achete des chaines
De lourdes chaines
Pour toi
mon amour
Et puis je suis alle au marche aux esclaves
Et je t’ai cherchee
Mais je ne t’ai pas trouvee
mon amour.
Et j’ai achete des oiseaux
Pour toi
mon amour
Je suis alle au marche aux fleurs
Et j’ai achete des fleurs
Pour toi
mon amour
Je suis alle au marche a la ferraille
Et j’ai achete des chaines
De lourdes chaines
Pour toi
mon amour
Et puis je suis alle au marche aux esclaves
Et je t’ai cherchee
Mais je ne t’ai pas trouvee
mon amour.
Jacques Prévert
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pour toi mon amour
40 ratones
Cuarenta ratones había en mi casa.
Cuarenta ratones... ¿quién se los llevó?
Ya no los encuentro sobre la alacena,
ni los veo nunca por el corredor.
La gata Merengue anda como loca,
los busca incansable por cada rincón.
Cuarenta ratones marrones, marrones.
Cuarenta ratones glotones, glotones.
Cuarenta ratones ladrones, ladrones.
Cuarenta ratones panzones, panzones.
Mi abuela Francisca dice que una tarde
vino un hombre malo y se los llevó,
dice que un flautista les prometió queso,
facturas, bizcochos, tortitas, turrón
y que ellos se fueron con ese flautista
confiando comerse lo que prometió.
Marian Motta
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Lope de Vega, poesía sobre ratones
Juntáronse los ratones
para librarse del gato,
y, después de un largo rato
de disputas y opiniones,
dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel;
que andando el gato con él
guardarse mejor podrían.
—¡Pensamiento agudo a fe! —
dijo un ratón literato,
fingiendo cojear de un pie—:
¡A ver, señores!, ¿quién le
pone el cascabel al gato?
( Lope de Vega)
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